Aunque todos sabemos que entrenar de manera habitual es fundamental para progresar en cuanto a nuestra condición física, también es verdad que por mucho que nos guste, no siempre resulta sencillo el sacrificio que conlleva. Hasta la persona que más ama un determinado deporte a veces siente pereza o desgana a la hora de enfrentarse a un entrenamiento.
Hay quien dice que prefiere entrenar acompañado precisamente para que funcione como motivación. Y no le falta razón, desde luego los entrenamientos acompañados suelen ser más entretenidos pero eso también tiene su parte negativa, como por ejemplo que suele haber más distracciones y el entrenamiento puede ser menos efectivo.
Como hemos dicho, tenemos menos distracciones. Toda nuestra atención está en orientada en sacar adelante el entrenamiento con éxito, respetando los tiempos de trabajo y de descanso. Además, conseguimos mayor organización, pues podemos establecer los entrenamientos basándonos en nuestras necesidades particulares, enfocándonos en nuestros objetivos. Es decir, suele haber menos improvisación.
Por otra parte, los tiempos suelen ser más ordenados. Muchas veces, si entrenamos con otra persona o grupos de personas, necesitamos más disponibilidad de espacio o maquinaria. Es mucho más fácil adaptarse siendo que uno que siendo más de uno, por lo que suele haber menos tiempo de espera y eso es algo fundamental.
Para llevar a cabo un entrenamiento en solitario es fundamental establecer una rutina que podamos sacar adelante sin la ayuda de otra persona. Pensar en entrenamientos dinámicos que consigan mantenernos motivados es importante para no necesitar a ningún compañero o compañera.
Aún así, como hemos dicho al principio, siempre tendremos algún momento de debilidad, pero conseguiremos combatirlo con éxito. ¡Te esperamos en el Centro de Atletismo de Tenerife (CIAT)!