El atletismo, como cualquier otro deporte, supone un espacio seguro para niños, niñas y adolescentes, en el que se pueden promover valores tan fundamentales como la igualdad, y el compañerismo. El deporte tiene un papel decisivo en la crianza y educación de menores, incluyéndolos en una sociedad que es diversa y en la que todos y todas tenemos las mismas oportunidades.
Hoy vamos a resaltar la influencia e importancia que puede tener el atletismo como promotor de la diversidad.
El atletismo, como cualquier deporte, se presenta como el escenario perfecto para aprender, desde la edad temprana, a establecer diálogos y resolver conflictos. Además, es una oportunidad para derribar prejuicios y acabar con las discriminaciones establecidas. Muchos niños y niñas entienden el deporte como un juego en el que el objetivo es que todos y todas lo pasen bien, por lo que se promueven las relaciones saludables e incluso un sentido de comunidad.
Como ya hemos mencionado en varias ocasiones, la práctica regular de deporte también favorece la salud mental de los menores. A liberar tensión, sentirse mejor, controlar la frustración y aprender a establecer pequeñas metas.
A fin de cuentas, el deporte tiene la capacidad de reunir a personas muy diversas, de distintas edades, procedencias, culturas, capacidad o incluso creencias. Ya solo por ese motivo se presenta como una herramienta única de inclusión social. Aquellos niños y niñas que se sientan diferentes por cualquier motivo en su día a día encuentran en la actividad deportiva un espacio neutral en el que no hay diferencia alguna.