La instalación del Cabildo, gestionada por Ideco, congregó a numeroso público en esta reunión atlética en la que se citaron grandes deportistas
Canarias Athletics Invitational había prometido convertirse en todo un referente para el atletismo nacional e internacional y no defraudó en ningún momento. El elenco de atletas de primerísimo nivel deslumbró al numeroso público que en la tarde del pasado miércoles se dio cita en las gradas del Centro de Atletismo de Tenerife (CIAT), instalación del Cabildo gestionada por la empresa pública Ideco.
A nivel de nombres cabe destacar al discóbolo sueco Daniel Stahl, quien ganó en el lanzamiento de disco con una marca de 68,99 metros. Ana Peleteiro también fue uno de los focos de atención de la primera edición de esta reunión internacional. La olímpica tan solo necesitó tres saltos para adjudicarse la primera plaza con un registro de 13, 82. Discreta fue la esperada participación de Bruno Hortelano. Fue sexto con un tiempo de 21,41. Se le hizo largo el recorrido y se mantuvo alejado del vencedor, el suizo Mumenthaler (20,68). A nivel canario, tampoco tuvo buenas sensaciones Samuel García. El palmero terminó su prueba de 400 metros lisos con una marca de 48.58, una cifra lejana a sus mejores marcas, dejándole “malas sensaciones”.
Ana Peleteiro, una de las grandes atracciones del evento, volvía a competir dos meses después de ganar el bronce mundial ‘indoor’ de Glasgow. No completó los seis intentos para no forzar la máquina, ya que tiene la tranquilidad de poder gestionar la temporada con la garantía de tener su presencia asegurada en el Europeo de Roma que empieza el 7 de junio y en los Juegos Olímpicos de París a partir del 1 de agosto. En su primer salto llegó hasta los 13,81 y mejoró un centímetro en el segunda intentona, con la que logró la marca necesaria para llevarse la primera posición, quedando segunda Aina Griksaite (13,77) y tercera Elena Andreea Talos (13,57). De esta manera la gallega inauguraba la temporada de aire libre con la vista puesta en París.
En la jaula del disco, el campeón olímpico y doble campeón mundial, Daniel Stahl, dominó el concurso desde el primer lanzamiento. El discóbolo mandó el artefacto hasta los 68,99 en su cuarto intento con el que rubricó la victoria por delante de Alekna (66,59). Yasiel Sotero, quien competía en casa, fue sexto con un mejor lanzamiento de 62,75.
La mayor alegría local se la brindó al fervoroso público tinerfeño el líder español del año en los 400 mv, una prueba en la que la victoria se quedó en casa. Jesús David Delgado se impuso con claridad con 50.50, por delante del británico Marangha Mokaya (51,55), mientras que el tercero fue Ousmane Sidibe (51,73).
Por su parte, Bruno Hortelano, que se ha centrado en la temporada de verano, debutaba en los 200 metros, donde se medía, por ejemplo, al turco Ramil Guliyev, campeón del mundo en Londres 2017. Sin embargo el rival más duro fue el suizo Timothé Mumenthaler, quien se impuso con autoridad en la prueba parando el crono en 20,68. Segundo fue Shamar Horatio (20,91) y tercero resultó el corredor turco mencionado (20,95).
En cuanto al salto de longitud, el CIAT tenía ganas de ver en competición a Eusebio Cáceres. El saltador alicantino quedó en segunda posición, por detrás del chino Zhang Jingqiang (7,80), quien se puso líder de la prueba desde el segundo salto. Cáceres saltó 7,77, mientras ocupó la tercera posición Inger Kiplesund (7,76).
La competición, que contaba con 12 pruebas, llegaba a once días del cierre de la clasificación para el Europeo, dejó el resto de vencedores: Hubo triunfo español en los 800 metros, donde Javier Mirón, con 1:48.23, cruzó la meta por delante del marroquí Smaili y el bosnio Tuka. La alemana Ritter triunfó en el peso femenino, con 18,23, mientras que en los 1.500 venció la rumana Petronela (4:21.71). Los 400 metros fueron para la chilena Weil (53.61) y el británico Carvell (46.90), respectivamente, con Eva Santidrián (segunda) y Samuel García (quinto), como mejores españoles.
El evento, que contó con la organización de la Federación Canaria de Atletismo, se convirtió en realidad gracias al patrocinio del Cabildo de Tenerife, el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento de Santa Cruz.